En América Latina, una de las series favoritas hizo historia con el estreno del episodio 500 de La ley y el orden: Unidad de Víct!m4s Especiales, un logro que sólo alcanzaron otros dos shows: Gunsmoke y Lassie.
El especial capítulo fue dirigido por un latinoamericano, el argentino Juan José Campanella.
Juan José sabía, desde que dirigió su primer trama de este show —el 17 de noviembre de 2000—, que lo más importante para poder trabajar sin complicaciones con sus actores, era que ellos pudieran confiar en él, en que los ayudaría a no hacer el ridículo frente a las cámaras.
Con eso en mente y aunque «nervioso» Campanella llegó, hace 21 años, al set de La ley y el orden… Ahí conoció a sus dos protagonistas: Mariska Hargitay y Christopher Meloni, con quienes, con el paso del tiempo, logró hacer una amistad, a tal nivel que ahora que había que escoger al cineasta que se encargara del episodio 500, ella lo pidió a él.
Juan José también se encargó de ponerse detrás de cámaras cuando Christopher regresó tras una larga ausencia al show de UVE, provocando la emoción de todos los followers, en el capítulo La Vuelta del Hijo Pródigo.
Pero Campanella se ganó la confianza de Meloni desde que lo conoció en el 2000 en Baby Kill3r.
«Recuerdo el primer capítulo que hice con Chris Meloni, y que Mariska estaba ahí. Era de un chiquito de ocho años que era 4cusad0 de haber m4tad0 a una compañera de su escuela, esa escena era en la que Elliot Stabler (el personaje) era su primer interrogatorio.
“El chico se estaba automatizando mucho en sus respuestas.
«Lo llevé a Chris a otra parte y le hice una lista de preguntas distintas que tenía que hacerle, desarmarlo, siempre en personaje.
“Al chico le dije trata todo lo posible de negarte a contestar, no callándote sino con evasivas, el chico era muy inteligente y mucho de eso quedó como una improvisación», contó Juan José en una entrevista.
Así, a través del primer ejercicio de improvisación que hubo en las temporadas de La ley y el orden: UVE, Campanella se ganó la confianza de Christopher:
«Él lo tomó como un ejercicio actoral buenísimo, le gusta mucho para salirse de la rutina», a partir de ese momento en el set era recurrente que hubiera «juegos y complicidad con otros actores».
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