Ciudad de México respondió al llamado de José Luis Perales; el maestro español se presentó ante un Auditorio Nacional casi lleno, en el marco de su gira del adiós: Baladas para una despedida.
Este también significó un regreso al entarimado del Coloso de Reforma, del que llevaba ausente cinco años.
El amor que le entregó su público no tuvo reparos, sólo interrumpidos por el arranque de una nueva canción los aplausos se acallaban, pero sí que pudieron darle más de un minuto de vítores seguido y de pie.
La presencia del español —con sus seis músicos, una pantalla gigante seccionada y luces robóticas— fue una cátedra de la vieja escuela musical.
La grandeza del maestro quedó puesta de manifiesto con la potencia de su voz, pero más aún porque supo, desde que comenzó en la industria de la música en la década de los 60, trascender generaciones, todos conocemos a Perales, si no es por su interpretación, sí por sus composiciones.
Las líricas de José Luis las hemos escuchado en distintas voces, como las de los grupos Mocedades y Timbiriche o de Isabel Pantoja, Miguel Bosé y Rafael; es por eso que el gigante prefiere irse a dormir de los escenarios, para despertar más vivo que nunca en las composiciones.
Con ese recuerdo en mente Perales regaló una favorita, Le llamaban loca, que ha sido versionada en todos los géneros. Seguida de otra icónica, que formó parte del soundtrack de la cinta de Carlos Saura, Cría cuervos, que fue, aceptó el intérprete, famosa por la «pequeña gran voz de Janette«, así sonó Porque te vas.
Una sucesión de éxito tras éxito fue la constante en el concierto del ibérico, continuó con el corte que le compuso a Isabel Pantoja, en uno de sus momentos más difíciles, Pensando en ti; para dar paso a la que escribió al lado de su compatriota Miguel Bosé, Creo en ti, o la que imaginó para El Divo de Linares, Rafael; Frente al espejo.
De ésta última sólo cantó un fragmento porque también tocó la guitarra y como bien atinó en decir, «no soy Paco de Lucía» para hacer las dos cosas al mismo tiempo. Hoy me acordé de ti la dedicó al primer amor que todos hemos sentido y Dime a la tristeza que el mundo que sigue viviendo, «está más que vigente», aceptó con d0l0r.
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